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Por Mundo Informativo On octubre 12, 2014 | Archivado en | Con 0 comentarios
Publicado por: RAFAEL SUERO
Domingo Porfirio Rojas Nina/ rojasninasc@hotmail.com
Miguel de Cervantes Saavedra, genio Universal escribió: “La historia es émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia del porvenir”.
 El insigne santiaguero, doctor Juan Bautista Pérez, erudito y templo de la Justicia, del derecho y la moral, ha dejado escrita una de las más extraordinarias y gloriosas páginas de un juez, cuando desempeñaba las delicadas funciones de Presidente de la Corte de Apelación de Santiago y otras patrióticas hazañas gloriosas.

En plena intervención Norteamericana de nuestro suelo, se inicia el 28 de Febrero de 1920, el proceso muy sonado, seguido al ciudadano Ramón Leocadio Báez, alias Cayo Báez en esa instancia judicial.

Dicha corte la presidía el genial Juan Bautista Pérez y la integraban Francisco Rodríguez Volta, Augusto Franco Bidó y Edmundo Antonio Martin y el Procurador general era Agustín Acevedo.

Al formular su declaración ante el Tribunal, el señor Cayo Báez, en gesto varonil y glorioso se rasgó la camisa, mostrando las horribles quemaduras en el tórax y en el vientre con que lo torturó el capitán Bucklow y Pérez, presidente de la Corte, en brusco movimiento de indignación, hizo saltar en pedazos el cristo de marfil de la sala de audiencia enérgicamente y molesto por aquel salvaje atentado.

En la vista del juicio oral a cargo de unos campesinos, Cayo Báez también deponía como testigo, narrando el vía crucis sufrido también y lo dejaron por muerto y una señora lo recogió y le salvo la vida.

El Juez presidente de la Corte volvió a protestar con esta declaración: “Se suspende el juicio, no juzgaremos a estos hombres infelices instrumentos, hasta que los reos de ese y otros crímenes sean sometidos y sobre ellos caiga la sanción penal correspondiente”. Al Juez Pérez por esta noble heroicidad le llamaron El Hombre Cristo.

El país se encontraba en plena ocupación norteamericana y ante esta vandálica acción que fue repudiada por sectores y ciudadanos de diferentes lugares del país y el extranjero, hubo también una repulsa nacional. Desde San Francisco de Macorís, le fue dirigido al Juez presidente de la Corte el siguiente mensaje: “Doctor Pérez, Santiago. Gesto suyo en la audiencia del Sábado, alcanza eco en la conciencia pública. Le abrazamos efusivamente. Licenciado Pelegrín Castillo, licenciado Manuel R. Castellanos, Lorenzo Álvarez, Santiago Petiton Picter, Pablo Pichardo, Carlos M. Mejía, Adolfo E. Ariza, J. J Almánzar, Juan B. Grullón, Augusto Fernández, R. Cruz Torres, A. Fernández y P. Antonio Martínez.

La vida del doctor Pérez está rodeada de actos y actitudes heroicas durante la época del Tirano Rafael Leónidas Trujillo, que luego escribiremos.

“Loor y gloria a la memoria del juez héroe, Juan B. Pérez, símbolo de la dignidad y virtuoso defensor de la vida y los Derechos Humanos. El 13 de Mayo de 1967, desde Madrid, el ex presidente Juan Boch, le escribe así: “Debo decirle a usted, que su pueblo lo recuerda con respeto, que la juventud le admira, que su nombre es un símbolo de dominicanidad”.
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